En uno de los pocos escritos salvados de la destrucción revolucionaria, (de los muchísimos que escribió), Madame Elisabeth decía: "La alegría es una de las fuerzas más irresistibles que hay en el mundo: aplaca, desarma y conquista. ¡El alma gozosa es apóstol! ¡Lleva a Dios! Por eso el Espíritu Santo nos da este consejo: `¡No os aflijáis nunca, porque en el gozo en Dios está la fuerza!`. Bienaventurados los que, teniendo siempre el alma a flor de piel, no ven más que a Dios y la eternidad, y su único objetivo es transformar los males de este mundo para Su mayor gloria...".