En
Banska Bystrica, Juan Pablo II pide a los cristianos salir de la
mediocridad
BANSKA BYSTRICA, 12 septiembre 2003 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II lanzó un sentido llamamiento en su segundo día de
estancia en Eslovaquia a los cristianos a abandonar la mediocridad a la que
puede conducir este estilo de vida dominante.
«En nuestra época no son pocos los cristianos
bautizados que todavía no han hecho suya su fe de forma adulta y responsable»,
reconoció el Santo Padre al celebrar la eucaristía al aire libre en Banska
Bystrica a unos 190 kilómetros Bratislava.
«Se llaman a sí mismos cristianos, pero no
responden con plena responsabilidad a la gracia recibida; todavía no saben lo
que quieren ni porqué lo quieren», denunció ante 150.000 personas,
reunidas en la plaza SNP, la plaza del resurgimiento nacional en tiempos del
régimen comunista.
«Esta es la lección que tenemos que aprender hoy: es urgente
educarse a la libertad», subrayó el Santo Padre.
«En particular, es urgente que, en las familias, los padres eduquen a la justa
libertad a sus hijos, para prepararles a dar la respuesta oportuna a la llamada
de Dios. Las familias son el vivero en que se forman las
plantas de las generaciones futuras. En las familias se forja el futuro de la
nación», aclaró.
Muchas personas que no cabían en la plaza participaron en la celebración desde
las calles adyacentes, abarrotadas de gente. Juan Pablo II estaba sereno y
satisfecho, especialmente al constatar la importante presencia de jóvenes.
La muchedumbre, que agitaba las banderas blancas y amarillas de la Santa Sede
repetía gritando: «Juan Pablo, Juan Pablo».
A pesar de que el obispo de Roma se encontraba mejor que en la ceremonia de
bienvenida del jueves, sus colaboradores --para evitar un ulterior cansancio--
le sugirieron que leyera los principales pasajes de la homilía el cardenal
eslovaco Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos.
La intervención estaba centrada en la memoria liturgia del día,
el dulce nombre de María. Ante el gran altar, en el centro de la plaza destacaba
la estatua de la Virgen que hace 40 años fue removida del lugar con motivo de la
visita de Nikita Jruschov, ex primer ministro de la Unión Soviética.
En la homilía, el Papa explicó que esa imagen
«recuerda el respeto y la devoción de vuestros padres por el
Señor Todopoderoso y la Virgen Santísima y, además, el intento de profanación de
esta herencia preciosa, perpetrado por un régimen oscuro en años aún no
lejanos».
Al final, los jóvenes de la diócesis entregaron
al Papa un regalo muy personal: dos de ellos, vestidos de rojo, negro y oro, le
pusieron en sus manos una copia que escribieron a mano del Nuevo Testamento. Los
muchachos pasaron dos meses para escribir con su pluma el texto. Las últimas
palabras fueron transcritas por el cardenal Jan Chryzostom Korec, obispo de
Nitra, quien pasó doce años encerrado en una celda sin luz por el régimen
comunista.
Tras la misa, Juan Pablo II almorzó con los 19 obispos eslovacos en el seminario
de la diócesis, a quienes entregó un mensaje con motivo de los quince años de la
creación de la Conferencia episcopal del país. Una misiva de aliento a pesar de
las dificultades, en particular para promover las vocaciones.
Antes de dejar el seminario de Banska Bystrica, Juan Pablo II se encontró con
representantes de otras iglesias y confesiones cristianas de Eslovaquia. Se
dirigió después a la capilla, donde saludó a los seminaristas. En avión regresó
luego a Bratislava, para pasar la noche en la nunciatura apostólica.
Este sábado el Papa celebrará la eucaristía en Roznava y compartirá momentos con
la comunidad diocesana. El domingo, su visita culminará con la beatificación de
dos mártires del comunismo en Bratislava.
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