2002.02.03
Clérigos ilustrados
ALBERT MANENT
TRIBUNA
Algunos presbíteros del siglo XX (hablo sólo del clero diocesano) han sido abanderados en campos como teología y fundación de revistas (Carles Cardó), apologética y liturgia (Lluís Carreras), papirología (Ramon Roca Puig), mundo latino (Josep M. Llovera), religiosidad popular (Eudald Serra i Buxó), Biblia (Frederic Clascar), pedagogía (Joan Tusquets), filosofía (Ramon Roquer), dialectología (Antoni Griera), catequética (Josep Samsó), arqueología (Josep Serra i Vilaró), archivística y arquitectura (Eduard Junyent), teología: cinco volúmenes en latín (Joan B. Manyà), arte (Josep Gudiol), historia (Josep Mas, Sanç Capdevila y Josep Sanabre), paleontología (Bataller) ... Pero el clero catalán poseía aspectos de cultura como "hobby".
Algunos no llegaron a escribir nada o poesía a escondidas, pero divulgaban la cultura en centros católicos, sabían latín y podían recitar a Verdaguer, Maragall, Sagarra y Carner. ¡Cuántas historias locales han sido escritas por el párroco! Y también obras del "teatro católico".
Sería imprudente y farragoso enumerarlos, pero, de los vivos, Antoni Pladevall ha publicado unas veinte monografías locales. Cada año se reúnen los clérigos escritores, especialmente los poetas, muchas veces con Climent Forner al frente. Y la historia de la lengua catalana la escribe ahora, con un seglar, el sacerdote de Girona Modest Prats.
Quisiera hacer hincapié en el trabajo modesto y fecundo de párrocos que, con formación a veces autodidacta, supieron y saben transmitirla. Un peligro amenaza a los nuevos clérigos: lo que podríamos llamar pastoralismo unidimensional.
No sería bueno que sólo leyeran libros de teología, liturgia, catequética o derecho canónico, peligro que puede llevar a una espiritualidad desencarnada.
Hace poco falleció repentinamente, casi con 80 años,Felip Casañas, párroco emérito de Sarrià. De él aprendí a valorar aquel pensamiento de Pascal: "Cristo estará en agonía entre nosotros hasta el fin de los siglos", pero también escuché cómo recitaba a Guerau de Liost o a Maragall. Había sido formador de sacerdotes, pero no cayó, como decía Ortega y Gasset, en "la barbarie del especialismo", sino que se forjó una amplia cultura. Un ejemplo paradigmático.
A. MANENT, historiador eclesiástico