TRIDUUM AL CORAZÓN DE MARÍA

 

A la escucha de la Palabra (EMP 20)

 

Introducción

María es la virgen oyente, que acoge en su corazón la Palabra de Dios. Escuchar y acoger la Palabra es la premisa y el camino para la maternidad divina. Como dicen los Padres de la Iglesia: “María, llena de fe, concibió a Cristo antes en la mente que en el vientre”.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

Abre, Señor, nuestro corazón y nuestra mente para que, escuchando tu Palabra, la acojamos con la docilidad con que la recibió la Virgen María en su corazón. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

           

Palabra

           

Lecturas bíblicas

-          St 1,19-25: Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros

 

-          Salmo responsorial (Sal 118,105-112):

 

 

Lámpara es tu palabra para mis pasos,

luz en mi sendero;

lo juro y lo cumpliré:

guardaré tus justos mandamientos;

¡estoy tan afligido!

Señor, dame vida según tu promesa.

 

R/. Lámpara es tu Palabra para mis pasos

 

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,

enséñame tus mandatos;

mi vida está siempre en peligro,

pero no olvido tu voluntad.

 

Tus preceptos son mi herencia perpetua,

la alegría de mi corazón;

inclino mi corazón a cumplir tus leyes

siempre y cabalmente.

 

-          Lc 11,27-28: Dichosos los que escuchan la Palabra y la cumplen

 

Puntos de reflexión:

-          María es una mujer que reflexiona y trata de comprender los acontecimientos de la historia para darse cuenta de lo que el Señor quiere. No permanece pasiva; su actitud de docilidad la convierte en colaboradora activa de la Encarnación del Hijo de Dios.

-          La Iglesia escucha, acoge, venera la Palabra de Dios, y a su luz escruta los signos de los tiempos, interpreta y vive los acontecimientos de la historia. Así a lo largo de los siglos ha realizado un trabajo de profundización y penetración de la Palabra

-          Lo que María ha realizado y lo que la Iglesia lleva a cabo debe ser actualizado por cada cristiano: acoger la Palabra, tratar de hacerla sustancia de la propia vida y comprenderla cada vez más.

-          Como María, que medita la palabra de Dios y la confronta con los acontecimientos, así el cristiano debe hacer una lectura “sapiencial” de la propia vida y de la historia humana, implorando al Espíritu el don profético de interpretar la voluntad del Padre y colaborar en su proyecto de salvación de los hombres.

-          “El cambio epocal y el pluralismo cultural que se aprecia en la Congregación nos estimulan a preguntarnos por el modo más idóneo de vivir nuestro seguimiento de Jesús en castidad, pobreza y obediencia” (EMP 20).

-          “La Iglesia nos exhorta a cumplir nuestro servicio profético (cf VC 73) y nos pide cultivar en profundidad la experiencia de Dios; discernir, a la luz del Espíritu, los desafíos de nuestro tiempo y traducirlos con valentía y audacia a opciones y proyectos coherentes tanto con el carisma original como con las exigencias de la situación histórica concreta (cf VC 73). Necesitamos, pues, una “sólida espiritualidad de la acción, viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios” (VC 74)” (EMP 22).

 

Preces

Roguemos a Dios nuestro Padre, que quiso que su Palabra se hiciera carne en el seno de María y digámosle como ella:

            Hágase en mí según tu palabra.

 

-          Te pedimos, Señor, que tu Iglesia anuncie la Buena Nueva de la salvación a todos los hombres.

-          Da a los ministros de tu Palabra el coraje de encarnarla en sus vidas.

-          Que tu Palabra, Señor, ilumine y guíe nuestros pasos por el camino de la paz.

-          Danos la capacidad de escuchar a nuestros hermanos y abrirnos a sus necesidades.

-          Haznos atentos a los signos de los tiempos para descubrir en ellos tu voluntad y valientes para traducirla en opciones y proyectos de evangelización.

 

Padrenuestro

 

Oración conclusiva

Tu Madre, Señor, profirió la Palabra porque antes la concibió en su corazón, y proclamó un Magníficat profético porque antes creyó: haz que, como ella, acojamos tu palabra con corazón dócil y la hagamos fructificar en plenitud. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Canto final

2. Primera discípula del Señor (CC 61).

 

Introducción

María “fue la primera discípula de Cristo”, nos dicen las Constituciones (n. 61). Ella acogió el anuncio del ángel, y día a día se mantuvo fiel a la palabra dada. Aceptando la voluntad de Dios, no sólo engendró a su Hijo, sino que vivió unida a Él, se puso en actitud de discípula, lo siguió por los caminos de Palestina hasta el Calvario compartiendo con Él el dolor de la pasión y muerte en cruz.

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

Tú, Señor, no has querido sacrificios ni ofrendas, pero nos has dado un cuerpo. Te decimos, como Jesús, como María: aquí estamos, oh Dios, venimos para hacer tu voluntad. Acepta nuestro propósito de cumplir tu voluntad dentro de nuestra Congregación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

           

Palabra

 

            Lecturas bíblicas

-          Ga 6,14-18: Dios me libre gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo

 

-          Salmo responsorial (Sal 90):

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,

que vives a la sombra del Omnipotente,

di al Señor: Refugio mío, alcázar mío,

Dios mío, confío en ti.

 

R/.Refugio mío, Dios mío, confío en ti

 

Él te librará de la red del cazador,

de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas,

bajo sus alas te refugiarás;

su brazo es escudo y armadura.

 

“Con él estaré en la tribulación,

lo defenderé, lo glorificaré,

lo saciaré de largos días,

y le haré ver mi salvación.

 

-          Lc 2,33-35: Una espada te atravesará el alma

 

Puntos de reflexión:

-          La respuesta al Señor no podemos darla de una vez para siempre. La gozosa adhesión a su llamada va tomando cuerpo día a día. Nada es claro desde el comienzo: sólo la constancia en la fidelidad va realizando el proyecto de amor que el Padre tiene sobre cada uno de nosotros.

-          María, a invitación del ángel, acepta ser la madre del Mesías Rey, pero no sabe cómo se llevará a cabo o cómo se expresará esta realeza. En la profecía de Simeón, el Mesías aparece como el Siervo del Señor que realizará su misión a través del sacrificio de la cruz. Y María sentirá su alma atravesada por una espada de dolor en su misión de madre de Jesús, cuando hubo de exiliarse a Egipto, al experimentar la angustia de ver perdido a su Hijo en Jerusalén, y en el seguimiento de su Hijo hasta el Calvario.

-          En palabras del Concilio, María “avanzó en la peregrinación de la fe y conservó fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz” (LG 58). No le fue fácil a María creer: se encontró con un niño en toda su fragilidad, con un hijo incomprendido, perseguido y ajusticiado. Tuvo que hacer un “salto a lo imprevisible” fiándose sólo de la Palabra de Dios.

-          María ha recorrido el camino propio de toda mujer y de todo hombre. Con el tiempo se fue perfeccionando. Al no tener la posibilidad de abarcar en un momento toda la vida y realizarla de una vez para siempre, la persona tiene que repetir, renovándola una y otra vez, su entrega al Señor a través del tiempo.

-          “El acto de amor que funda los votos tiene que ser espontáneo, libre de coacción; pero en la noción del amor perfecto entra necesariamente el elemento de la perfecta donación, la cual es total y para siempre. La sinceridad con este compromiso nos obliga a ser fieles, aun cuando el primer impulso hubiera perdido su fervor. Además la profesión representa el vínculo indisoluble que une Cristo a su Iglesia y ha de ser un testimonio frente al contingentismo y falta de seguridad del hombre moderno” (VR 44).

-          “La profecía de la vida ordinaria, frecuente entre nosotros, es la que hace posible la gran profecía de los momentos extraordinarios. Se muestra en la oración, como expresión de amistad con Dios, en la búsqueda incesante de su voluntad; en las relaciones en las que prima la ternura, la alegría vital, la compasión, la fe en el otro, el servicio” (EMP 24).

 

Preces

Oremos, hermanos, a Dios Padre nuestro, por medio de Cristo y con la intercesión de María, que se mantuvo fiel en el itinerario de su fe. Y pidamos:

            Haznos fieles a tu voluntad, Señor, por intercesión de María

 

-          Concede a la Iglesia que en toda circunstancia se mantenga siempre unida a Cristo a ejemplo de la Virgen María.

-          Ayuda a todos los consagrados a cumplir tu voluntad llevando con gozo y esperanza la cruz de cada día.

-          Consuela a los que viven lejos de sus hogares y de su patria y ayúdales en sus trabajos.

-          Fortalece a los enfermos, los encarcelados, los que sufren  por causa de su fe o de la justicia.

-          Sosténnos en nuestro compromiso de ser fieles a nuestra vocación en las cosas pequeñas para ser dignos de tus promesas.

 

Padrenuestro

 

Oración conclusiva

Bajo el amparo de la Virgen María, concédenos, Señor, la fortaleza de ánimo necesaria para los momentos difíciles y el gozo en el seguimiento de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

            Canto final

 

3. Modelo nuestro en el seguimiento de Jesús (CC 20, 23, 28)

 

Introducción

María es para nosotros modelo en el seguimiento de Jesús (cf. CC 20, 23, 28). En ella encontramos la inspiración de nuestra vida misionera (cfr. MCH 150).

 

Canto de entrada

 

Oración inicial

Recibe, Señor, las esperanzas y los sufrimientos, los gozos y las fatigas de cada día en el seguimiento de Jesús, y que tu Espíritu nos aliente en la fidelidad al escuchar una vez más tu Palabra de salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Palabra

 

            Lecturas bíblicas

-          1Cor 7,32-35: Os quisiera libres de preocupaciones… para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor.

 

-          Salmo responsorial (33):

 

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.

 

R/. Los que buscan al Señor no carecen de nada

 

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias.

 

Contempladlo y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Y lo salva de sus angustias.

 

Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada.

 

-          Jn 2,1-12: Haced lo que Él os diga

 

Puntos de reflexión

-          En el Antiguo Testamento, Dios había escogido el templo para morar entre los hombres. María inaugura la presencia salvífica entre los hombres, convertidos en templos de Dios. Consagrada por la acción del Espíritu, María responde a la llamada de Dios con su palabra de ofrenda, de obediencia y confianza. Por eso siente el deseo de dedicarse totalmente al Señor, de pertenecer a Él, de servir con plena disponibilidad sus designios de salvación.

-          María invita a todos a obedecer a Cristo, a seguir con gozo a Jesús en el camino de la castidad por el Reino de los cielos, a consagrarnos a Dios para estar más disponibles a su plan de salvación. Por su pertenencia plena y entrega total a Dios, María es ejemplo sublime de perfecta consagración (VC 28).

-          Claret, cuando ofrece a la Congregación la “forma del misionero”, la identidad del Hijo del Corazón de María, subraya como punto de partida la caridad que le abrasa hasta el punto de no pensar sino en cómo seguir e imitar a Cristo en el procurar la gloria de Dios y la salvación de los hombres (cf. CC 9).

-          La vida consagrada, por la profesión de los votos, hace presente en el mundo la forma de vida que el mismo Jesús adoptó y que propuso a sus discípulos y que, la primera entre ellos, abrazó en la fe la Virgen María (CC 5). Esta vida consagrada que, por tanto, asumimos a imitación de Jesucristo y a ejemplo de la Virgen María (cf. CC 20, 23, 28), tiene como primer objetivo “hacer visibles las maravillas que Dios realiza en la frágil humanidad de las personas llamadas” (VC 21) y da un testimonio profético de la primacía de Dios y de los bienes futuros (VC 85).

-           De la misma manera que la virginidad de María no la aparta de las necesidades de los hombres, no se hace voto de castidad para no amar, sino para amar más: más intensamente y a más personas con un amor puro, fraterno, libre, eterno.

 

Preces

Invoquemos, hermanos, a Dios nuestro Señor, que nos ha dado en el seguimiento de Jesús, tal como se propone en el Evangelio, la regla suprema de nuestra vida.

         Que el ejemplo de tu Madre nos estimule, Señor, en el seguimiento de Jesús

 

-          Para que la Virgen María, ejemplo sublime de perfecta consagración, ayude a todos los cristianos a entregarse al servicio de Dios y de los hombres según su propia vocación.

-          Para que todos los creyentes den en su vida la primacía a Dios y no se dejen llevar por los criterios de este mundo.

-          Para que el testimonio de las personas consagradas interpele y sostenga en el camino de la gracia a los que viven alejados de Dios.

-          Para que sean muchos los que reconozcan en la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia un camino de elección hacia la santidad y lo sigan.

-          Para que la presencia de María entre nosotros anime nuestra consagración a Dios en comunidad de vida por la profesión de los consejos evangélicos y para la predicación del Evangelio.

 

Padrenuestro

 

Oración conclusiva

Dios todopoderoso, que nos has dado en María un ejemplo para nuestra vida misionera y una imagen de nuestra gloria futura, concédenos a los que aún peregrinamos por este mundo la gracia de amarte sobre todas las cosas y dar testimonio de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor:

 

 

            Canto final